viernes, 19 de noviembre de 2010

Insomnios

En esta calma repentina
no quiero cerrar los ojos,
ni que el sueño de la noche
me aleje de ti.

La soledad de la vigilia
es sobrecogedora,
bella y plácida -dicen algunos-
pero a mí
me consterna, sin matices,
y me sumerge
en un oscuro lugar
donde no hay ventanas.

No quiero cerrar los ojos,
pero el cansancio los vencerá
en la madrugada.

Sólo déjame tu mano abierta
para que me amarre
cerca de la dársena de este puerto
sin luz.



©Yolanda Gutiérrez Martos 2010