miércoles, 3 de febrero de 2010

SONOROS

Sin paz, permanece la palabra
inquieta.
Encarcelada,
contenida en este cuerpo
en el que habito yo.

Si pudiera unir
los pedazos de cristales
de los que estoy hecha
sabría, mi palabra, hablar por mí.

Es demasiado pequeño
este lugar para ambas, aunque
no ocupemos en él, espacio
ni tiempo.

Ignoro si llegué yo antes,
o fue ella...

Sin paz,
lucha la palabra por ser escrita
-derramada
y emborronada
sobre cualquier papel-
absurdamente pretenciosa
y convencida.

Sin paz,
aliento a estos versos
para que lleguen a su destino

y en otras voces

se hagan sonoros.



©Yolanda Gutiérrez Martos 2010

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