No me sobra tiempo para caminar despacio.
No es mío
cada uno de los instantes
en los que padezco
esta rutina nauseabunda
donde vago y no me importa
donde nada tiene sentido.
Dices que sólo es tiempo
lo que nos falta
tiempo que no me sobra
y me siento pobre
vagabunda y entumecida…
Quiero desprenderme del hastío
y de tu indulgencia absurda
la que me fatiga en la desidia que arrastramos.
No es tuyo
porque tampoco es mío
este cuerpo que ni siquiera se sostiene
con el fino hilo
y cederá
y caerá estrepitosamente.
Ya no tendré tiempo
de recoger los pedazos y contarlos
por si faltara alguno.
Tan sólo me pertenece
la estúpida sensación de vacío
que me pide a gritos que devuelva
los segundos prestados.
©Yolanda Gutiérrez Martos 2010
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